Amarilla para Theo tras un agarrón sobre Luis Suárez. San Siro es prácticamente una final con hedor a guerra, y a ella se alista con Correa y Luis Suárez en punta. Se vuelve completamente loco San Siro. Santo problema en San Siro. Partidazo del 10, que puso en pie a San Siro cuando fue sustituido. Se pavoneó sin rubor de sus amistades con dictadores, alentó el transfuguismo, que convirtió en un modus vivendi de los parlamentarios, contó chistes inaceptables a la luz de la actual corrección política y retorció la Constitución y las leyes italianas como le convino en cada momento. Y ese puente entre el palco del estadio y la política fue también una de las obras que conformará su legado. “Berlusconi subvencionó a la Mafia durante años”, declaró el magistrado a este periódico en una reciente entrevista. Si hubiese que resumir al Atleti en dos palabras, hasta este minuto, serían: lentísimo y previsible.
Este domingo en Reggio Emilia (0-3), sin embargo, los rossoneri, un equipo joven liderado en la caseta por Stefano Pioli y en el campo por un veterano Zlatan Ibrahimovic (40 años), un extraordinario deportista que quizá disputó el último partido de su carrera, vengaron el honor de aquella máquina de destrozar rivales que había sido el club años atrás. Ahora mismo, Correa-Griezmann-Félix-Suárez, juntos en el campo. Y al cabo de poco, cuando vio que el presidente del Consejo de Ministros cuyo ascenso él mismo había favorecido ya no le servía, dio luz verde para un golpe parlamentario de la derecha que liquidó la legislatura y dejó el campo abierto para una marcha triunfal de Giorgia Meloni como líder de la nueva coalición de derechas. Silencioso, elegante y claro, dimitió como entrenador de la Fiorentina -en Florencia sigue siendo muy querido- porque el presidente criticó públicamente su método de trabajo. El éxito de su proyecto político, sin embargo, terminó en 2011 después de un largo historial de excesos, desplantes a líderes europeos como Angela Merkel y una gestión nefasta de la economía italiana -teóricamente ese era su fuerte- que disparó la prima de riesgo a su máximo histórico (574 puntos) y que colmó la paciencia de la troika durante la crisis de aquel periodo.
Seductor y arrebatador en las distancias cortas, Berlusconi logró el dinero para comprar su primer solar a través de un crédito del propietario de la banca donde trabajaba su padre, pero el incierto origen de aquella importante suma ha desatado durante años investigaciones de la Fiscalía Antimafia basadas en sus demostrados vínculos con miembros de la Cosa Nostra (Vittorio Mangano, plurihomicida de la Mafia, cuidó los caballos de su mansión en Arcore durante años). Un medio que le sirvió para conquistar el poder y mantener una hegemonía cultural durante 25 años. El domingo se vio sobre el campo, donde 16.000 milanistas habían comprado una entrada, un partido dominado desde el principio por el equipo de Pioli, que no quiso líos ni vivir pendiente del transistor y se puso 0-3 en 37 minutos. Pero hasta el último día de su vida, incapaz de señalar a un sucesor en un partido condenado a extinguirse con él, influyó en transformaciones políticas como el reciente ascenso de Mario Draghi a la presidencia del Consejo de Ministros de Italia. La negociación se aceleró en los últimos días, cuando Dan Ashworth, el director deportivo del conjunto inglés, uno de los clubes más ricos del mundo tras ser comprado por el fondo de inversión saudí Pif, se trasladó hasta la ciudad del norte de Italia para participar personalmente, según informa ‘Il Corriere della sera’.
Las hurracas pondrían 80 millones de euros encima de la mesa para llevarse al que estaba llamado a ser el capitán del conjunto ‘rossonero’ y pagarían al internacional italiano de 23 años un total de 10 millones netos por temporada. No se esperaba el charrúa el fallo de Calabria, que saltó delante de él, no dio a la pelota y le dejó el remate a merced en el área. El Atleti no estuvo contra 11 y tampoco está contra 10. Va varias marchas por debajo de su rival en intensidad, no tiene confianza con la pelota y es previsible en el área. La hemorragia de ritmo y confianza del Atleti es tal, que el Milan está con diez y no solo no sufre, sino que llega. Necesita reaccionar el Atleti en la segunda parte. Ni rastro de Oblak, toda la segunda parte es del Atleti, que mueve la pelota de lado a lado y marea a los rossoneros, pero no consigue perforar área. Tremendo el esfuerzo del escuadrón rossonero, mordiendo en cada balón como si fuese el minuto 85. El Atleti, todo lo contrario, cuando tiene la pelota intenta bajar las pulsaciones del partido, pero no es capaz de dar cuatro pases seguidos.
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