Las camisetas usadas por el Brescia ese año fueron fabricadas por Kappa y si bien se utilizó una clásica combinación blanca y azul para la camiseta de local, fue la equipación de visitante la que acaparó la atención de todos. En 1890, The Football League -formada dos años antes- reglamentó que ninguno de los equipos miembros podría tener uniformes similares.